martes, 6 de abril de 2010

La URSS en 1989

El presente mapa trata sobre la URSS durante la Guerra Fría y es de carácter político. Se sitúa en el año 1989, durante el mandato de Gorbachov. Representa el momento en el que empiezan a aparecer reivindicaciones nacionalistas en la URSS y en el bloque comunista debido a las reformas emprendidas por el presidente.
Se representan los países miembros de la URSS, los del Pacto de Varsovia, los aliados del bloque comunista y otros países comunistas que no forman parte del bloque. También podemos ver los aliados de la OTAN y los países aliados con EEUU.

La URSS en 1991

El presente mapa trata sobre la disolución de la Unión Soviética y es de caracter político. Se situa en el año 1991, año en el que finaliza la guerra fría, y la URSS se fragmenta en 16 repúblicas independientes: Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán, Georgia, Tayikistán, Armenia, Azerbaiyán, Kirguizistán, Rusia, Ucrania y Bielorrusia que se representan en este mapa. Además, los distintos colores nos indican los países que formaron parte de la CEI y los que no, y los que pertenecían al antiguo bloque comunista.
El mundo en que vivimos hoy día se diferencia radicalmente de cómo era a principios e incluso a mediados de siglo. Y continúa modificándose en todos sus aspectos.
La aparición de las armas atómicas ha subrayado de forma trágica la índole fundamental de tales cambios. (…)Este acontecimiento ha planteado el problema de la supervivencia y de la conservación de la humanidad en toda su profundidad. (…)
El deseo de democratizar todos los sistemas políticos que rigen el mundo se ha convertido en una poderosa fuerza político-social de primer orden. (…) la revolución técnico-científica ha transformado numerosos problemas —económicos, energéticos, ecológicos, demográficos, de abastecimiento y comunicación—, que considerábamos hace poco como nacionales o regionales, en problemas universales (...)
En una palabra, las nuevas realidades cambian toda la situación mundial. Se debilitan o desaparecen las diferencias y contradicciones heredadas del pasado, pero aparecen otras nuevas. Pierden importancia las divergencias y discusiones anteriores, pero ocupan su lugar conflictos de distinto orden. (...)
Es evidente, por ejemplo, que la fuerza y la amenaza de la fuerza ya no pueden ni deben seguir siendo un instrumento de la política internacional. Nos referimos, en primer lugar, al armamento atómico, pero no se trata únicamente de eso. Todos, y en primer término los más fuertes, deben limitar por sí mismos y excluir totalmente el uso de la fuerza en el exterior. (...)
La nueva etapa exige la no politización de las relaciones internacionales. Nosotros no renunciamos a nuestras convicciones, a nuestra filosofía y tradiciones, ni pretendemos que nadie renuncie a las suyas (...)
Esto es lo que pensamos sobre las leyes que rigen el mundo en el umbral del siglo XX. Claro está que no pretendemos, ni mucho menos, estar en posesión de la verdad absoluta. (...).
¿Cuáles son las conclusiones prácticas de todo ello? Lo natural y lo sensato sería no renunciar a lo positivo que hemos adquirido, hacer que progrese todo lo bueno que hemos conseguido en los últimos años gracias a los esfuerzos comunes.
Me refiero al proceso de negociaciones sobre el desarme nuclear y de armas convencionales y químicas, a la búsqueda de soluciones políticas para acabar con los conflictos regionales y, en primer lugar, a un diálogo político más intenso, más sincero, orientado al fondo de los problemas y no a la confrontación; a un intercambio no de acusaciones, sino de consideraciones constructivas. Sin diálogo político, las negociaciones no prosperarán (...).
En esta situación histórica concreta debemos plantearnos, asimismo, el nuevo papel de la ONU. Consideramos indispensable que los Estados revisen su relación con un organismo tan excepcional como es la ONU; sin él resulta ya imposible concebir la política mundial. Su intensa actividad pacificadora en estos últimos tiempos ha de mostrado nuevamente que está en condiciones de ayudar a sus miembros a resolver los desafíos amenazadores de nuestros días y a seguir el camino de la humanización de las relaciones entre ellos (...).
La seguridad del mundo se basa en los principios de la Carta de la ONU según los cuales todos los Estados deben atenerse al derecho internacional. Al defender la desmilitarización de las relaciones internacionales abogamos por la supremacía de los métodos político-jurídicos en la solución de los problemas fundamentales (...)
La democratización de las relaciones internacionales no significa únicamente que todos los miembros de la comunidad mundial internacionalicen al máximo la solución de los problemas. Significa asimismo la humanización de las relaciones. Las relaciones internacionales no reflejarán plenamente los verdaderos intereses de los pueblos no serán una firme garantía de su seguridad hasta que el centro de todo sea el ser humano, sus inquietudes, derechos y libertades (...)
Hoy puedo comunicarles lo siguiente: La Unión Soviética ha decidido reducir sus fuerzas armadas. En los próximos dos años su número disminuirá en 500. 000 hombres y la cantidad de armamento convencional se reducirá sensiblemente. Estas reducciones se efectuarán unilateralmente. al margen de las negociaciones sostenidas en el encuentro de Viena.
De acuerdo con nuestros aliados del Pacto de Varsovia, hemos decidido evacuar en 1991 seis divisiones de tanques de la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y Hungría que serán disueltas. Retiraremos igualmente las tropas soviéticas aerotransportadas que se encuentran en esos países, así como otras unidades de mayor o menor importancia, con todos sus equipos y material de combate. Los efectivos de las tropas soviéticas en esos países se reducirán en 50.000 hombres y 5.000 tanques.
Todas las divisiones soviéticas emplazadas actualmente en territorio aliado serán reformadas. Tendrán una estructura diferente de la que tenían antes, ya que, una vez evacuados casi todos sus tanques, su misión será claramente defensiva.
Al mismo tiempo, reduciremos el personal y los armamentos de las tropas situadas en la parte europea de la URSS. Las fuerzas armadas soviéticas en esta región y en los territorios de nuestros aliados de Europa disminuirán en 10.000 tanques, 8.500 piezas de artillería y 800 aviones de combate.
Durante esos dos próximos años reduciremos también sensiblemente las fuerzas armadas situadas en la parte asiática del país. Por acuerdo con el Gobierno de la Re pública Popular de Mongolia, una parte considerable de las tropas soviéticas emplazadas temporalmente en ese país regresarán a la patria.
Al tomar estas decisiones tan importantes, los dirigentes soviéticos expresan la voluntad de un pueblo que se entrega a la profunda renovación de la sociedad socia lista. Mantendremos el potencial defensivo del país a un nivel razonable y en cantidad suficiente para que nadie intente atentar contra la seguridad de la URSS y sus aliados.
Con estas acciones nuestras, lo mismo que por toda nuestra actividad en favor de la desmilitarización de las relaciones internacionales, quisiéramos centrar la atención de la comunidad mundial en otro problema actual, el paso de una economía armamentista a una economía de desarme.
7 de Diciembre de 1988

La Perestroika y la Nueva Mentalidad



He escrito este libro con el deseo de dirigirme a los pueblos; a los de la URSS, de Estados Unidos y, de cualquier país (…)
He escrito este libro con la fe en el sentido común de dichos ciudadanos. Estoy seguro de que ellos, al igual que nosotros y esto es lo principal, están preocupados por el destino de nuestro planeta. (...)
Perestroika no es un tratado científico ni un panfleto propagandístico, aunque las opiniones, conclusiones y enfoques analíticos que el lector hallará en el libro se basan, desde luego, en premisas teóricas y valores bien definidos. Más bien consiste en una colección de pensamientos y reflexiones acerca de la perestroika, de los problemas que tenemos planteados, de la envergadura de los cambios necesarios y de la complejidad, responsabilidad y singularidad de nuestra época (...) Gran parte de él se ocupa del nuevo pensamiento político y de la filosofía de nuestra política exterior. (...)
Actualmente, la perestroika se halla en el foco de la vida intelectual de nuestra sociedad, lo cual es lógico porque influye en el futuro de este país (...) También los de más países socialistas demuestran un natural y pronunciado interés en la reestructuración soviética. También ellos están atravesando un difícil pero sumamente importante período de búsqueda en su evolución, ideando y experimentando nuevas formas de acelerar el desarrollo económico y social. El éxito de estos intentos dependen en gran medida de nuestra interacción, de nuestras preocupaciones y empresas conjuntas (...)
No cabe duda de que la Unión Soviética está viviendo un período crucial. El Partido Comunista realizó un análisis crítico de la situación a la que se había llegado a mediados de los años ochenta y formuló la política de la perestroika o reestructuración, una política tendente a acelerar el desarrollo económico y social del país y a re novar todas las esferas de la vida. El pueblo soviético comprende y acepta esta política: la perestroika ha vivificado el conjunto de la sociedad (...).
En Estados Unidos, como en todo Occidente, existen diferentes interpretaciones de la perestroika. Por ejemplo, se ha dicho que es una medida impuesta por la desastrosa situación de la economía soviética y que implica un desencanto del socialismo y una crisis de sus ideales y últimos objetivos. Nada más lejos de la verdad que este tipo de interpretaciones, sean cuales fueran los motivos de quienes las mantienen.
Desde luego, la perestroika se ha visto considerablemente estimulada por nuestra insatisfacción con el modo en que han ido las cosas en nuestro país en épocas recientes. Pero el más importante de los elementos que la han inspirado ha sido la comprensión de que no se estaba utilizando plenamente todo el potencial del socialismo. Ahora, en el septuagésimo aniversario de la nuestra Revolución, nos damos cuenta de ello con especial claridad (...)
Quiero advertir desde el primer momento que la perestroika ha resultado más di fícil de lo que imaginábamos en un principio. Hemos tenido que modificar muchas de nuestras evaluaciones. Aun así, con cada paso adelante nos sentimos más convencidos de que estamos en el buen camino y hacemos las cosas correctamente.
Hay quien afirma que han sido los ambiciosos objetivos fijados por la perestroika en nuestro país los que han motivado las propuestas de paz que hemos presentado recientemente en los foros internacionales. Tal interpretación es demasiado simple. Es un hecho bien sabido que la Unión Soviética trabaja desde hace mucho tiempo por la paz y la cooperación, y ha presentado muchas propuestas que, de haber sido aceptadas, habrían normalizado la situación internacional (...)
Nuestra nueva forma de pensar, sin embargo, va aún más lejos. El mundo está viviendo una atmósfera no sólo de peligro nuclear, sino también de grandes problemas sociales sin resolver, de nuevas tensiones provocados por la revolución científico-tecnológica y la agudización de los problemas globales. (...). La acumulación de armamentos, particularmente los nucleares, hacen cada vez más probable que estalle una guerra mundial por accidente, casualmente, ya sea por un fallo técnico o por causa psíquica. En tal caso serían víctimas todos los seres vivos de la Tierra (...)
En una palabra, nosotros, en la dirección soviética, hemos llegado a la conclusión y no nos cansaremos de repetirla, de que es indispensable un nuevo pensamiento político. (...)
¿Cuál es el alcance del nuevo pensamiento político? En realidad, este abarca toda la problemática principal de nuestra época (...)
La política tiene que basarse en realidades. Y la verdad más impresionante del mundo de hoy consiste en la concentración de un colosal arsenal militar, incluido el nuclear, en manos de Estados Unido y de la Unión Soviética. Esto impone a nuestros países una especial responsabilidad ante todo el mundo. Impulsados por esta conciencia, nos esforzamos sinceramente, por sanear las relaciones soviético-norteamericanas, y deseamos alcanzar aunque sea el mínimo de comprensión mutua indispensable para resolver los asuntos de los cuales dependen los destinos del mundo.
Decimos sinceramente que son inaceptables las aspiraciones hegemonistas y las pretensiones globalistas (...)
No tenemos ninguna mala intención hacia el pueblo norteamericano. Queremos y estamos dispuestos a colaborar en todos los ámbitos. Pero la colaboración debe basarse en la igualdad, la compresión y en el avance mutuos.
En ocasiones no sólo nos defrauda, sino que también nos lleva a serias meditaciones el que nuestro país sea percibido en Estados Unidos como un agresor, como «el imperio del mal» (...).
El tiempo corre y podemos perderlo. Hay que actuar. La situación no permite esperar el momento ideal: el diálogo amplio y constructivo es necesario hoy (...).
Estamos lejos de pensar que sólo nuestro enfoque es el veraz. No tenemos recetas universales, pero estamos dispuestos a buscar, franca y honestamente, junto con Estados Unidos y los demás países, las respuestas a todas las interrogantes, aún las más difíciles.

Gorbachov
La Perestroika y la Nueva Mentalidad
1988

http://www.historiasiglo20.org/TEXT/perestroika.htm

La disolución de la URSS

El conjunto de las reformas emprendidas por Gorbachov acabó desencadenando un proceso que desbordó por completo las previsiones iniciales. La Europa del Este se desmoronaba, pero además las reformas no daban en la URSS los resultados previstos. En el ámbito económico, los cambios que se debían producir para pasar de una economía tan centralizada a una economía de mercado provocaron la caída de la productividad y el empeoramiento del nivel de vida de la población. Derrumbe económico del país arrastró las finanzas de los estados satélites de la URSS.
Las primeras reivindicaciones nacionalistas aparecieron en las Repúblicas Bálticas y en las caucásicas en el año 1989. Empezó a entreverse la dificultad de mantener la unión de diferentes naciones, etnias y religiones que configuraban la URSS.

En 1990, se convocaron las primeras elecciones parcialmente pluralistas en las que en muchas repúblicas ganaron las fuerzas políticas independentistas. Lituania declaró inmediatamente su independencia, sentando un precedente para las demás repúblicas que constituían la URSS. El movimiento que definitivamente derrumbó la URSS vino de Rusia, la nación que había construido el imperio zarista, antecesor del estado soviético. En las elecciones, Boris Yeltsin, fue elegido presidente del Parlamento ruso. Desde esa posición de poder, Yeltsin intentó desmantelar todo el sistema comunista mediante medidas que precipitaron el fin de la Unión Soviética.

Por su parte, Gorbachov, intentó controlar el proceso evidente de desintegración territorial, política y económica. En 1991 propuso un nuevo Tratado de la Unión para establecer una relación más equilibrada y equitativa entre las diferentes repúblicas nacionales. Sin embargo, los comunistas ortodoxos trataron de imponer una solución de fuerza, el 19 de agosto de 1991, Gorbachov era secuestrado en su residencia de veraneo en el Mar Negro y un grupo de comunistas de la línea dura se ponían al frente de un golpe militar. La falta de unidad en el ejército y las acciones de protesta popular en Moscú, junto a la actuación de Boris Yeltsin, hicieron fracasar el golpe.


En agosto de 1991, sectores conservadores intentaron un golpe de estado contra el presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov.

Tras el fallido golpe de agosto de 1991, el líder ruso Boris Yeltsin exigió a Gorbachov que suprimiera el partido comunista.

Tras el golpe militar frustrado se precipitó la huida de todas las repúblicas de una Unión Soviética. La nueva República de Rusia, la más extensa, poblada y rica fue la heredera del poder de la URSS. En pocos meses, su presidente Boris Yeltsin inició un proceso destinado a suprimir el comunismo: se disolvió el PCUS y sus bienes fueron confiscados.

En diciembre de 1991, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia acordaron la denominada Declaración de Belovezhskaya Pusha: las tres repúblicas eslavas abandonaban la URSS y formaban una así llamada Confederación de Estados Independientes. En este mismo mes, las repúblicas restantes de la URSS (Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán, Georgia, Tayikistán, Armenia, Azerbaiyán y Kirguizistán) declararon su independencia. La URSS, dejó de existir.

Cada país siguió una evolución distinta, aunque todos encaminaron sus esfuerzos a la instauración de regímenes democráticos. Los casos más notables fueron:

 Rusia, agobiada por todo tipo de problemas, a duras penas consiguió mantener su influencia en algunos de los nuevos estados surgidos de la antigua URSS.
 Georgia, Azerbaiyán y Armenia sufrieron conflictos armados de tipo nacionalista.

Gorbachov intentó crear una Comunidad de Estados independientes (CEI) a la que no quisieron integrarse ni las Repúblicas Bálticas ni Georgia. El día 25 de diciembre de 1991, dimitió como Presidente de la URSS. El mundo bipolar de la guerra fría había tocado a su fin. Anunciado por el presidente Bush a principios de 1991, nacía un "nuevo orden mundial".

Reformas: Perestroika y Glasnot

Una de las reformas más importantes que realizó Gorbachov fue el Perestroika caracterizado por dar mayor autonomía a los directivos de las empresas públicas, esto provocó la aparición de mercados negros y corrupción cuando el pretendía llevar al país hacia una economía de mercado capitalista tras el fracaso comprobado de la economía planificada.

Consciente de la elevada corrupción que imposibilitaba el desarrollo del país, el líder soviético impulsó la política de glasnost. La transparencia informativa se puso de manifiesto en 1986 con motivo del accidente de la central nuclear de Chernobyl (La catástrofe nuclear de Chernobil en Ucrania provocó un escape radioactivo doscientas veces superior al de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, según fuentes de la Organización Mundial de la Salud, y obligó a la evacuación de más de medio millón de personas. Chernobil incrementó la consciencia general de las carencias y limitaciones del sistema económico soviético). Su reforma incluyó además la democratización interna del PCUS, así como la pretensión de la modificación constitucional que permitiera el multipartidismo y la conversión del país en una república presidencialista.

En el plano internacional Gorbachov logró poner fin a la Guerra Fría firmando acuerdos de desarme y de desmantelamiento de armas nucleares con Reagan. Se puso fin a lo que popularmente se llamaba la Guerra de las Galaxias.

Todas estas reformas no contentaron a la población y Gorbachov tuvo que enfrentarse a dos grupos de opositores de su política, los conservadores que veía la Perestroika como una amenaza a su posición de poder, y los reformistas, partidarios de un cambio total y la instauración de un sistema político democrático y de economía de mercado.

Gorbachov en el poder

La llegada al poder en 1985 de Mijael Gorbahov, elegido ese mismo año tras la muerte de Konstantin Chernenko, provocó un cambio político, económico y social en la URSS. Gorbachov era un político relativamente joven partidario de reformas, pero se encontraba ante una situación difícil tras largos años de estancamiento. La economía se hallaba al borde de la bancarrota, la industria era obsoleta y poco competitiva, la defensa del sistema socialista tenía un inmenso coste para la población, debido a la necesidad de atender prioritariamente a la densa militar frente a Estados Unidos. En consecuencia, los niveles de oferta de productos, la innovación en los bienes de consumo y el confort de la población no conseguía mejorar.

El desafío de Reagan y su Iniciativa de Defensa Estratégica había hecho conscientes a los dirigentes soviéticos de sus posibilidades reales de hacer frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU. La URSS necesitaba urgentemente reducir sus gastos militares y enfocar sus inversiones a paliar sus múltiples carencias y deficiencias de la economía soviética.

Reagan y Gorbachov en Moscú, junio de 1988

Gorbachov en el poder

La llegada al poder en 1985 de Mijael Gorbahov, elegido ese mismo año tras la muerte de Konstantin Chernenko, provocó un cambio político, económico y social en la URSS. Gorbachov era un político relativamente joven partidario de reformas, pero se encontraba ante una situación difícil tras largos años de estancamiento. La economía se hallaba al borde de la bancarrota, la industria era obsoleta y poco competitiva, la defensa del sistema socialista tenía un inmenso coste para la población, debido a la necesidad de atender prioritariamente a la densa militar frente a Estados Unidos. En consecuencia, los niveles de oferta de productos, la innovación en los bienes de consumo y el confort de la población no conseguía mejorar.

El desafío de Reagan y su Iniciativa de Defensa Estratégica había hecho conscientes a los dirigentes soviéticos de sus posibilidades reales de hacer frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU. La URSS necesitaba urgentemente reducir sus gastos militares y enfocar sus inversiones a paliar sus múltiples carencias y deficiencias de la economía soviética.

Introducción

La victoria de la URSS en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) supuso la expansión del comunismo por todo el mundo mediante la creación de las llamadas democracias populares. La URSS se convirtió en una superpotencia económica y militar que disputó por el dominio mundial con EEUU con quien mantendría una frenética carrera armamentística en el periodo conocido como la Guerra Fría.

Durante este periodo gobernaron distintos presidentes. Stalin (1927-1953), líder carismático del comunismo. Tras la muerte de éste, tuvo el poder Nikita Jruschev, que realizó un proceso de desestalinización. En 1964 lo sustituyó Leónidas Breznev, que llevó a cabo una de las jefaturas más largas de la URSS. Le sucedieron dos breves mandatos: Yuri Andropov (1982-1984) y Konstanin Cherneko.

La década de 1990 (durante la presidencia de Gorbachov) se inauguró con un acontecimiento inesperado que sorprendió a la comunidad internacional: el colapso y disolución de la Unión Soviética y, con ello, la desaparición del bloque de países socialistas surgido tras la Segunda Guerra Mundial.

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 7)

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 6)

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 5)

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 4)

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 3)

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 2)

Documental: El colapso de la Unión Soviética (parte 1)